No entiendo algunos carteles de Chile (2° parte)



Después de compartir los carteles de productos y servicios, la segunda parte de los carteles chilenos son los consejitos que es posible encontrar caminando por sus calles, comiendo en sus shoppings (malls) y principalmente viajando en sus medios de transporte. 

Estos son algunos de ellos;

Junto al mar, es bueno recordar ciertas prácticas. Amantes del sushi, abstenerse.

En el aeropuerto, nos cuentan de los riesgos de no cumplir las reglas de equipaje.

Cuestión de higiene, y sin tener que ir hasta el tocador.
Mind the gap! Y con ese consejito, uno se siente en pleno metro de Londres.
Mimando a las visitas, ¡Buen trabajo! Siempre nos dan ganas de volver.


No entiendo algunos carteles de Chile (1º parte)



En otro capítulo sobre carteles... le tocó el turno al vecino país transcordillerano. Tan cerca, pero tan distinto, hay algunos carteles chilenos que no termino de entender y como son muchos, los vamos a dividir en tres partes... 
En este caso les presento algunos productos y servicios que anuncian los carteles y me parecen curiosos. 
Pasen y vean.


Algo maravilloso que allá sucede y me pone los pelos de punta... es esa facilidad que tienen (ellos y otros tantos países) de cobrar por el uso de baños.






 El servicio de cochecitos, con expendedor de cambio y todo. Paso a paso.


La maquinita que te cobra peaje sin que tengas que pagarlo. Vas andando y en determinadas partes del camino; piiiipp, te cobraron.


Un sonador para avisar en la mesa el momento de ir a buscar el pedido al mostrador.


Toalla de visita, ah si!, si hay algo que hace falta en todas las casas, es una toalla con la composición química necesaria para absorber el líquido de la piel de nuestras visitas.


Otra toalla indispensable es la toalla para yoga, porque ni las comunes, ni las de visitas están preparadas para acompañarnos en esa actividad.




No entiendo a la gente que tiene perro


…pero los admiro un montón.

Y amo los animales, verdaderamente, me encantan las mascotas y todo tipo de bichito (pronto vendrán más reflexiones sobre el reino animal y mi opinión sobre algunos vínculos con la raza humana).

Tengo un gato, Kia Ora; se baña solo, se pasea, racionaliza su alimento y tiene conductas higiénicas que facilitan la coexistencia de su especie y mi rutina diaria. Pero nunca podría tener perro.

Los días de lluvia, las madrugadas solitarias, las tardes de parque, los primeros fríos del otoño, las primeras horas de la mañana, losstressantes noviembres sin tiempo y los calurosos eneros de querer estar todo el día en el agua… ellos (los que tienen perro) están en la vereda paseando sus animales… 
Ellos son abuelitas de incalculable edad y cuerpo enclenque, ejecutivos de saco y corbata, criaturas con uniforme de escuela, señoras con cochecitos, hombres grandeschicas de tacos altos, ellos son muchísimos y muy variados. Ellos sacan a su perro varias veces al día, en un incalculable acto de amor.


Capítulo aparte merecen los momentos del paseo donde se cumple lo que en mi ciudad, Rosario, queda regido por la Ordenanza Municipal Nº 7445/2002 que en su cuarto capítulo establece las obligaciones de los propietarios, detallando el artículo 15 a continuación;

Art. 15º.- El dueño de un animal doméstico o el que lo tenga a su cuidado está en la obligación de retirar y recoger de las calles, avenidas, parques y otros lugares públicos las deposiciones o materias similares que en ellos depositen los animales. Para lo cual deberán disponer de una escobilla y bolsa de residuos o cualquier otro elemento apto para la recolección

Y allá van, con la elegancia que les resulta posible, a enarbolar la bolsita y juntar lo que haya dejado su amigo peludo en la vía pública. De verdad, ameritan que los aplaudamos de pie.

Me maravilla la Gente (si, con mayúscula) que por momentos saca a pasear el perro y por momentos sale a pasear con él (no menor diferencia!) gente que los lleva sueltos ostentando empatía, o con correas de las distintas formas que hoy ofrece el mercado y hasta a upa, por si el camino de regreso ya es mucho esfuerzo para su amiguito. Con ropa, con piloto, con zapatos. A seguir un camino, a jugar con otros perros, a pasear o a hacer actividades compartidas.

Los veo por la calle y me fluye un río de admiración por todas las personas que tienen perro. Los admiro, es eso. Tener perro es un increíble acto de generosidad para con la otra especie y yo, me saco en sombrero ante ellos. Chapeaux!

La gente que tiene perro, es grosa.