Frío puede sonar si digo mármol
Aburrido puede sonar si digo histórico
Vacío puede sonar si digo icono
Por eso trato de no decir nada. Solamente yo sé lo que
significa pasar por ahí, sentarme, mirar, comer, escribir, sacar fotos,
charlar, conectar con el río. El Monumento Nacional a la Bandera es mucho más
que un emblema de la ciudad de Rosario, mucho más que el dibujito del billete
de diez pesos, mucho más que un lugar turístico. Es mi lugar en el mundo. Tan
céntrico que siempre me queda cerca, tan parque que siempre invita a quedarse,
tan en el río que siempre hace suspirar.
Sentarse en el mármol travertino proveniente de la cantera
del Albardón, provincia de San Juan (como repetía en las visitas guiadas que solía
hacer por trabajo o por couchsurfing), es un deleite para el tacto que se
permite recorrer los pozitos y acariciar la rugosidad. Al oído, el monumento es
políglota si se llena de turistas que le rinden homenaje, y a veces es musical,
cuando los espectáculos lo habitan como escenario, aunque también suena triste
los días de protesta, que equilibran con las veces que suena a fiesta porque
también vamos al Monumento a festejar. A la vista le brinda una polisémica
sinfonía de alegorías en cada una de sus secciones, como un resumen de la
historia y el futuro nacional. Las esculturas verdes y blancas son de Fioravanti y Bigatti sumando en el fondo las de Lola Mora. También las nubes, el cielo
y el río, a menudo arman banderas Argentinas para quien quiera metaforizar. Al olfato, olor a río, a humedad rosarina, a gas en la zona de la llama votiva.
Para el gusto, suele ser pochoclo o en mi caso alfajor, o algunas veces
sandwichitos, porque es un lugar picnickeable.
En todos los momentos de mi vida, hay un recuerdo en el
Monumento a la Bandera, buscado y elegido como protagonista de lo que soy.
“Lo interesante de este
Monumento, esta vinculado a las distintas formas de consumo simbólico que de él
se hacen. Al ahondar en su historia y su actualidad, se intentara destacar la
significación de este espacio. En este monumento,
emblemático de la ciudad de Rosario, tienen lugar distintos eventos, tardes
soleadas en familia, espectáculos artísticos, actos cívico militares,
expresiones culturales de las más diversas, paseos con amigos, izamientos de
distintas banderas en fechas trascendentes, cacerolazos y manifestaciones”.
Dice mi tesis de licenciatura, que lo tuvo como objeto de
estudio.
Mi lugar en el mundo.
Esta publicación forma parte del proyecto “30 días de escribirme”,
propuesto por el blog escribir.me (todos invitados a jugar!)
Día 20:
escribí acerca de un lugar que amás
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