A veces me olvido que el cielo no existe
Voy a trabajar temprano, y el colectivo me
deja en un movimiento que evita que me despierte del todo. En un momento
del recorrido, una curva, un río preponderante se abre paso entre los edificios y el cielo, haciendo juegos
de colores distintos cada día, sorprende.
El sol, la humedad, las cuatro estaciones, es tanto lo que influye en los colores del cielo, que cada mañana se ve distinto, cada mañana se muestra radiante, esplendido, dan ganas de estamparlo en una foto, de volverlo postal... ya no lo hago, pero antes trataba de tomar fotos y con solo tratar de sacar la foto, lo recuerdo
El sol, la humedad, las cuatro estaciones, es tanto lo que influye en los colores del cielo, que cada mañana se ve distinto, cada mañana se muestra radiante, esplendido, dan ganas de estamparlo en una foto, de volverlo postal... ya no lo hago, pero antes trataba de tomar fotos y con solo tratar de sacar la foto, lo recuerdo
El cielo es algo que no está ahí. Me olvido, saco foto, lo recuerdo. El
cielo es luces y el obturador no se puede permitir capturar su show
El cielo no
existe, son proyecciones de sol en las nubes, en las partículas suspendidas,
son danzas de luces entre cuerpos celestes, son inventos de nuestros ojos
cuando miran a un arriba que no llegamos a terminar de ver, un arriba
donde no hay nada y está todo, el cielo con su paleta de acuarelas no existe,
con sus estrellas en la noche, no existe, con su poesía urbana, no existe.
No hay tal cielo, no existe más que en la postal
de la mañana desde el colectivo con sueño, solo existe en la imagen al final de
la ruta desde el parabrisas, existe desde la cama frente a la ventana en tormenta
eléctrica, existe entre las ramas cuando nos tiramos panza arriba en el parque,
existe en el horizonte, existe en la retórica, existe sin existir y espera que
le demos existencia.
No entiendo como me olvido que el cielo... No existe
No entiendo como me olvido que el cielo... No existe
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