No entiendo – Diario de encierro #3



Aquella semana se detuvo el ritmo escolar, mamá pasaba a estar en casa más tiempo. Para la segunda semana el aislamiento obligatorio alcanzaba a toda la población y dejaba salir a los imprescindibles, como papa que trabaja en salud. 

Con el correr de los días se reforzó la idea que no eran vacaciones y por las malas nos empezamos a hacer amigos de la virtualidad. Trabajar desde casa, reuniones planificaciones, adecuaciones de lo de siempre pero en 2D, de pronto en todas partes se volvió inevitable aprender a hacer cosas y en pocos días todos los niveles de educación comenzaron a circular en las plataformas on line y hasta la seño del jardín nos proponía cosas para hacer en casa, igual que yo tenía que hacer videos, audios y  colgar links para los universitarios de tres carreras.



Los teléfonos ardían de mensajes. Chistes, información, actividades sugeridas, gente sola buscando compañía y gente con mucho tiempo que no estaba acostumbrada a tenerlo. Algunos se mostraron a gusto, cocinando platos elaborados o mirando películas postergadas, otras se sentían encerradas, muchos se quejaban de la soledad, más se quejaban de las compañías.

Al mismo ritmo que el trabajo, se virtualizó la vida social, todos los tutoriales del mundo y todo el mundo estrenando talento para hacer tutoriales; deportes, cocina, música, arte, para todos los gustos, un montón de gente dispuesta a entretener y un montón de gente necesitando ser entretenida hicieron que se tejan redes de lectura de cuentos, de plegado de grullas, de recomendadores de películas, de datos de rubros a domicilio…

La consigna de no salir de casa nos convertía a todos en héroes en pantuflas para salvar la humanidad, mientras, por las agobiantes redes sociales circulaban hipótesis sobre el virus, el aislamiento, el ecosistema y el deber ser. Todos tenían más tiempo para decirte que hacer, todo estaba al alcance, aunque no pudiéramos tocar nada. 

Todos estábamos más conectados que nunca, con todos.
No entiendo como todos creímos estar más conectados que nunca.


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