Sabores de entrecasa
Si hay alguien absolutamernte desconcertado en esta casa, es el horno. Esa enigmática puertita bajo la superficie de hornallas a la que solo abríamos para guardar elementos de baja rotación, ha sido un gran pasatiempo para Magui y papá. Entre milanesas y galletitas, papas, batatas o bizcochuelos, en estos días nos tentamos con jugar a cocinar. Es que por todas partes lo promocionan.
Las redes sociales se llenaron de recetas simples hechas con ingredientes que hay en casa (las podrían haber revelado antes, no era necesario esperar a este prologo de apocalipsis) y si vas a ver las publicaciones de la verdulería, de la juguetería o de un personaje público de cualquier género (actor, cantante, bailarín …) te encontras un tutorial. No faltan las que comparten amistades, y hasta la web del jardín nos quiere ver en la cocina. Entonces, allá vamos.
Romper huevos, rallar limones, una alquimia poco usual en esta casa, que por nueva es efectiva y nos entretiene para jugar un buen rato (muchos pasos, manipulación de objetos, texturas, aromas...) y mimar el paladar (con diversos resultados, pero con el acento en lo lúdico)
Así me descubro
tomando notas, guardando recursos para los momentos indicados y haciendo previsoras
listas para las ansiadas compras del
super.
También incursionamos
en las compras por paquete variado de verdulería y eso nos aporta vegetales que
espontáneamente no solemos elegir y nos enfrentamos al desafío de incorporarlos
a alguna preparación.
Las ganas de
reforzar la vitamina C nos encuentran tomando soda con limón, exprimidos de
naranja y preparaciones que contengan un poquito de cítrico, que nos gusta,
pero generalmente nos olvidamos y no solemos preparar.
Claramente, estar
en casa nos acerca a lo casero y será esa una pizca de lo que tenemos para
aprender de este momento que nos toca pasar.
No entiendo nada, pero juego un rato en la cocina (suelo ser la que propone y saca fotos)
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