No entiendo mi obsesión por la agenda



Tengo un montón de obsesiones, y parece mentira que al tratar de enlistarlas no se me vengan a la mente. En una mini encuesta, consulté a mi marido que dijo que mis obsesiones son “combinar, el gato y estudiar” (esas tres?). Estoy convencida de que tiene razón, y que además, hay cientos que ya desarrollé o vendrán en lo sucesivo a hacerse letras en este espacio (no entiendo las obsesiones…. Pero hoy no me explayo al respecto)

Elegí una… Tengo una obsesión por mi agenda y las listas de pendientes (incluso en enero, incluso cuando viajo, incluso mientras duermo…), me fascina anotar cosas para hacer, no confío en mi memoria, pero esto va más allá. Me gusta anotar y más me gusta tachar.

Las últimas tres

Mis agendas son medianas, tienen que entrar en todas las carteras, pero a la vez tener espacio para anotar muchas cosas; desde reuniones y exámenes, hasta ordenar el escritorio y ducharme. Todo lo anoto ahí, y no importa cuán urgente o prescindible sea, no importa cuántas veces tenga que trasladar los pendientes de una hojita a la otra. Películas que me recomiendan, tareas impostergables, turnos con médicos, almuerzos con amigos. Sin jerarquizar, va todo.   

Mis agendas son “semana a la vista”, tengo que poder dimensionar en esa frecuencia el paso del tiempo y poder contar páginas para saber cuántas semanas me separan de algún hito, cuando se termina el año, llegan las vacaciones o algún evento y poder acomodar mis rutinas a golpe de vista.

Mis agendas son descartables, a medida que pasan los días, arranco las hojas y al final del año, suelo guardar sus tapas, pero todo lo que pasó, primero bien tachado, después bien trozado (casi como un ritual) y al final, al cesto de papeles (aunque a veces se trasforman en grulla).

Mis agendas son espiraladas, para arrancar las hojas, darlas vuelta, manipularlas, pararlas como "carpitas", usarlas de portarretrato momentáneo (abriéndola en alguna foto), y para engancharles biromes

Mis agendas son habitadas, siempre tienen fotos, que se mudan de un año al otro, tienen frases, tienen listas de lugares  a los que viajar en el futuro, tienen stickers, tienen colores y dibujos, tienen sobres para guardar papelitos, tienen post-it por todas partes, tienen señaladores en muchas páginas y tienen una hojita para agendar proyectos para el año siguiente…

Mis agendas son mi refugio, en clases aburridas, en los momentos que no me acuerdo como sigue mi día, para hacer la lista del súper, o el borrador de un artículo, son parte de mi desde 1997, cuando recibí la primera (que seguramente integraría un eventual museo de las obsesiones). 

Sin embargo, tenerla no evita que llene sus hojas de tareas y guarde dentro de ellas listitas, papelitos y pequeños retacitos con más datos y cosas por hacer. Porque me gusta, me da seguridad y me obsesiona hacer nóminas de pendientes todo el tiempo, de todo tipo, con cualquier pretexto.



Tengo una obsesión por mi agenda y las listas de pendientes. 

Esta publicación forma parte del proyecto “30 días de escribirme”, propuesto por el blog escribir.me (todos invitados a jugar!)
Día 4: exponé una de tus obsesiones



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