No me considero
una persona poco creativa, sin embargo, hay algunas cosas que nunca hubiera
inventado. Algunas me deslumbran y me llevan a pensar en lo increíbles que son
aquellos que tuvieron la idea, los admiro. A otros y a sus inventos, no los
entiendo. Obviamente lo que sigue es un análisis improvisado de los segundos.
Pensaba en
esas mentes brillantes, acaso exitosos empresarios, que inventaron cosas tales
como la Cinta de correr y la Bicicleta fija, dos elementos con la misma matriz
racional.
¿Qué onda? No
sé si fue el mismo cerebro, o fueron dos personas, pero ciertamente estaba(n)
muy loco(s). Si hubiera(n) venido a mí con la idea, me habría mostrado
incrédula. Jamás hubiera invertido en algo que le saca a la actividad deportiva
lo único que la podía hacer atractiva desde mi mirada. Le saca el paisaje, el
desplazamiento, el viento en la cara, el ruido de pisar hojas, el movimiento de
los charcos estallando a mi paso, el vuelo de los pájaros cuando nos ven
llegar, me deja absorta.
Se van de la
rutina deportiva las conexiones con el mundo, con los otros, con el cosmos, y
mi cuerpo se encuentra solo, moviéndose para no moverse.
Intentos de
erradicar las marcas del sedentarismos con nuevos recursos para intentar nuevas
formas de sedentarismo… porque la cinta de correr y la bici fija, no le cuentan
al sedentario de las cosas que se perdía, sino que les trata de borrar las
huellas de vivir quieto con una simulación de movimiento inmersa en la misma
quietud.
Vuelve
cuerpo el tanto correr pa llegar a ningún lado.
Sin lugar a dudas, una cuestión que irremediablemente; no entiendo.
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