No las entiendo, pero además me parten el corazón. Y lo digo
después de ver lo increíblemente simpático que a muchos les resulta usarlas en
decoración, estampados, vidrieras, accesorios, paredes, en eventos, de papel, de
metal, de madera, llenas, vacías, con pajaritos, con mariposas, con corazones ¡no
lo entiendo!
No puedo apartarlas de lo que su existencia implica, no puedo dejar de asociarlas a la falta de libertad. La sola presencia de los barrotes, siempre me generó
angustia.
Algunas jaulas que no entiendo
De chiquita me enseñaron a no tener pajaritos, ni pececitos, ni
ningún animalito que tenga que estar en un espacio reducido para siempre por obligación. En eso encuentro un egoísmo especial (de especie) y una automentira naif en la construcción de un vinculo sentimental con la mascota a la que se tiene sometida a esa vida y en el discurso "le damos amor", ¡la pucha! cuantas patrañas suceden en nombre del amor.
También me ponen muy triste los zoológicos, y tengo que
confesar con bastante vergüenza que estuve en muchos hasta prometerme no volver a financiar esos
espacios de encierro perpetuo de seres vivos en pos del entretenimiento de un
puñado de personas que justifican estas prácticas con argumentos educativos,
recreativos y hasta creen que pueden implicar amor hacia los animales. Aplica
perfectamente para acuarios y oceanarios que en su magnífica estructura jamás
podrán asemejarse al hábitat natural que la biodiversidad merece.
En esta misma lógica, y con gran parte de la sociedad en
contra, tampoco entiendo las cárceles. No me explico que todavía como sociedad
sigamos creyendo que la mejor forma de explicar a los miembros descarrilados
que deben replantear su actitud, sea una jaulita. Estoy convencida de que este método
solo enfatiza el resentimiento y el rencor, y estamos muy lejos de aprovechar
el tiempo de privación de libertad para reeducar y reinsertar esas personas en
nuestras comunidades.
Pero últimamente (quizás ligado al incremento en la tasa de
maternidad entre mis amigas), la jaula que menos entiendo es la cuna. María
Montessori tampoco lo entendía y como ella era pedagoga, la miraron con menos
cara rara que a mí (o quizás no, pero me gusta creer que sí). Pueden leer
algunos de sus motivos acá. ¿Cómo se puede poner a un hijo entre barrotes?
Definitiva y enfáticamente, no entiendo las jaulas, en ninguna de sus formas, usos o variantes.