Cierto es que no las entiendo, y cuando me puse a leer... me entusiasmé escribiendo un cuentito... que no responde claramente a la definición de neuronas espejo... pero si me llevó de paseo con la actitud de elegir imaginarse espejando a otras personas, este momento de duda, donde no sabemos si seguir el camino y pegar un volantazo y tomar otro... ahí cuando elegimos mirar al resto, para ver si alguien mas tiene las claves de nuestro existir
Otro viernes a las seis de la tarde. Julia cerraba la puerta de aquella
oficina para la que trabajaba a cambio de un salario, pero sin ninguna satisfacción.
La llave crujió en la cerradura aprisionando los problemas ajenos hasta el
lunes en que Julia volvería a abrir esa puerta para sentir esos problemas como
propios a cambio de dinero.
Se acercó a la esquina para cruzar la calle y un taxi retuvo su atención.
Se imaginó conduciendo ese auto sin rumbo por la ciudad a merced de que algún
fulano se suba al asiento trasero para indicarle un nuevo destino, incierto
cada día, sonrió.
En la siguiente esquina una pareja entretenía conductores con sus
destrezas circenses el tiempo que duraba la luz roja del semáforo. Julia sintió
ganas de aprender aquellas artes y decidir cómo y dónde montar sus shows,
arrancar sonrisas, despertar admiración de chicos y grandes. Sonrió.
En otra esquina encontró un revuelo. Muchas voces, mucha gente y en el
medio, un periodista empuñando un micrófono para interpelar a los presentes. Quizás
Julia sería feliz recorriendo el lugar de los hechos, entrevistando testigos,
buscando noticias, generando contenidos de prensa. Volvió a sonreír.
Esa tarde, entre llamados telefónicos y timbrazos, Julia había leído sobre
las neuronas espejo, un grupo de células dedicadas a reflejar acciones ajenas
(como el contagio del bostezo o las ganas de ser taxista, artista callejera o
periodista). Según la ciencia, estas neuronas explican que un bebé llore porque
otro lo hace y que casi podamos sentir dolor por ver a una persona herida. Son la
clave de la imitación como medio de aprendizaje y quizás la explicación de las
ganas que experimentaba Julia de ser como cualquiera, menos como ella misma.
Otro viernes a las seis de la tarde con la posibilidad de elegir no
volver a aquella oficina el lunes.
No entiendo las neuronas espejo, ni entiendo a quienes no cuestionan cada día su recorrido por esta vida...
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