¿Mitad de año? ¿Confirmado? ¡Flash! ¿Como pasó?
En esta parte del mundo, el calendario le dió oficialización al invierno, sin nieve, sin la crudeza de otras latitudes, pero con fresquitos que nos reducen las ganas de intemperie y esas narices rojas que nos contracturan todo el cuerpo.
Hola Junio lleno de pañuelos y estornudos, de tecito y sopa, de excesiva calefacción en los comercios y contrastes terribles con la temperatura de las veredas, junio de fin de cuatrimestre y cierres que nada cierran porque están en el medio.
En medio de este clima tan clásico aparece lo que se conoce como "El veranito de San Juan".... un puñadito de días con temperaturas desubicadas que nos devuelven a los parques y nos permiten secar la ropa al sol, porque junio es frío pero tiene guiños de ojo para todos y nos iba a dejar sin un cálido abrazo.
Además tenemos celebración patria, porque entre los colores del otoño, pintamos la ciudad de celeste y blanco y le ponemos fuerza al sol dorado que el día de la bandera hace brillar en cada rinconcito, mástil, balcón, puerta de escuela o solapa de nuestros abrigos (que haríamos con las escarapelas si el día de la bandera fuera en febrero, como corresponde a su creación?).
Junio también tiene cara de jueves... porque es el prólogo a las vacaciones de invierno, que son un efímero paréntesis escolar nacido para renovar energías en un momento en que el año carece de demasiados relieves. Si las vacaciones son como un largo fin de semana en medio del año escolar, junio es ese jueves que las presagia y nos llena expectativas, y por todo eso lo queremos y por todo eso no lo entendemos, porque le da la bienvenida al invierno, pero nos regala un verano... porque nos hace ver el cielo gris, pero nos propone dibujar el sol, porque no nos va a dar pausa, pero trae gustito a vacaciones... porque es sin ser e invita sin ofrecer.... porque junio es la bisagra del almanaque y las ganas de volver atras o correr hasta el final, pero esa asfixia de estar en el medio la tiene bien resuelta con sus contrastes e ironías, con sus hibridaciones y desvarios, con esa cadencia confusa que nos hace tenerle estima, porque junio es como nosotros y no sabe muy bien que hacer.
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