Posta que nunca entendí los cementerios. Me parece muy
metafórico (y una metáfora bastante desafortunada) la idea de “enterrar”
literalmente a una persona que deja de habitar su cuerpo carnal. Ver que esa
caja se hunde en las profundidades y la tierra le cubre sus restos.
Cementerio de Epecuen |
Me parece aún peor el rito de la visita. A un panteón, a un
pedazo de tierra donde sabemos que no hay nadie, para hablar con alguien que
nos escucha desde todas partes, para poner flores en un lugar frío y desolador,
para caminar entre lapidas abandonadas en busca del nombre que evocamos en
nuestra visita. No lo entendí nunca.
Cementerio de RapaNui |
Esa cantidad de tiempo dedicada a un culto contradictorio de
saber que si hablamos con la persona en nuestros pensamientos es porque no
creemos que este verdaderamente bajo tierra, sino que es solo un envase que ya
no usa lo que ahí sepultamos, pero igual, hay gente que va… no sé a qué… agarra
y va… que decir…
Claramente ya hay muchas ofertas distintas (que el mercado hábilmente se encargó de preparar para quienes no entendemos los cementerios) y supongo que en no muchos años van a ser entendidos como algo terrible que solo a gente muy prehistórica se le pudo haber ocurrido. Porque eso de andar sembrando cadáveres bajo mármol, verdaderamente no puede ser muy lógico para casi ningún antropólogo del futuro que decida mirar con un poquito de distancia nuestros ritos.
No entiendo los cementerio, no sé hasta cuándo van a seguir
existiendo.
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