De las muchas cosas que hay para hacer dentro de este
encierro que no elegimos, jugar es una de las que más me gusta. Y mientras
disfrutaba compartir tiempo de calidad con mis peques, empecé a escuchar muy
sorprendida que no todas las familias rebalsaban de felicidad con esta misión. No
en todas las casas florecían las ideas y propuestas para conservar el
entusiasmo del juego de interiores durante lo que durara este confinamiento.
Esto no podía menos que ser grave, porque al no tener fecha
cierta de finalización, no se ve la luz al final del túnel (de los que estaban
en un túnel, yo andaba en la mismísima gloria). Y las consecuencias eran
terribles. Adultos queriendo trabajar, chicos que no encontraban que hacer,
pantallas quemando retinas de todos, y juguetes que parecían ser inútiles,
porque cuando estamos negados, no hay caso.
Entonces, un día, armamos una cajita con juegos simples, de
los que hacemos en casa, para darle una sorpresa a un amiguito de Magui que
vive cerca…. Ella pintó la caja, le pusimos algunos regalitos que había en
casa, algunas actividades de las que más nos gustan, y papá se la llevó a su
casa de camino al supermercado. Para nosotras, fue un juego la preparación,
pensamos los objetos, armamos la presentación y montamos la caja con la ilusión
de llegar a la casa del amigo de la única forma en que es posible una visita en
estos tiempos.
Nos sorprendió un montón la resonancia… porque más allá de
los videos con agradecimiento del peque, que para toda nuestra familia fue una
gran alegría, la gratitud y avidez de más de esos padres, fue inesperada
(recordemos que lo que la caja contenía es lo que en muchas casas puede ser
considerado basura sin mediar alternativa)
Entonces, medio en chiste, medio en serio, nos alentaron a
mandar otra la siguiente semana, y como lo que nos nutre son los desafíos, nació
una serie de cajas que sin repetir propuestas llegaban cada finde a aportar
juegos e ideas para que esa familia se entretenga con recursos que no tenían en
mente.
Comentando esto con otras personas, fueron naciendo
interesados en recibir otras cajas, incluso, tras escuchar el relato, hubo
quienes preguntaron por el costo de las cajas y se ofrecieron a pagar lo que
sea para tener nuevas claves de entretenimiento. Nunca había sido la idea, ni
tampoco me parecía necesario mostrar a las familias el universo de
posibilidades que una casa tiene para ofrecer a un chico, pero había entre mis
amigos, muchos interesados que por cuestiones de tiempo y distancia, no nos era
posible abarcar. Esto generó los tips diarios por whatsapp para otros amigos. Se
trataba de alguna foto y breve consigna de alguna actividad que se pueda hacer
con lo que hay en casa.
De repente, recibir fotos y videos se volvió otra forma de
jugar y nos encontramos saliendo de casa en forma de caja y a partir de eso,
jugando con más amigos y desafiándonos a crear nuevas formas de estar juntos.
Y todavía andamos explorando esos caminos... porque seguimos en casa, y seguimos jugando.
Y todavía andamos explorando esos caminos... porque seguimos en casa, y seguimos jugando.
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