Días
de abecedario es un juego propuesto por alguna de las personas a las que leo
(sigo tratando de recordar cual) y hace varios años trato de juntar las ganas
de hacerlo. La idea es escribir utilizando cada una de las letras del
abecedario. Lo que sea, lo que surja, lo que se pueda… según lo que esa letra
nos invite. Aquí vamos con la “E“
Los
exámenes nos son familiares a todos, sin importar el grado de escolarización que
hayamos alcanzado, en algún momento, alguien nos avisó que examinaría que tal estábamos
incorporando los nuevos conocimientos.
Entonces
empieza el ritual… pasar horas de encierro (estudiando o sintiendo culpa por no
estudiar), focalizar en lo que ha pasado en las clases, revisar apuntes
desprolijos, leer información proporcionada por el docente, ponderar temas,
organizar los tiempos y pensar las respuestas a preguntas aun no formuladas. La
previa tiene angustia, incertidumbre y especulación.
Llegado
el día vienen más nervios, empatía con los que están en la misma, mucha sensación
de grupalidad, bastante miedo y la idea de enfrentamiento, de combate, de ir a
vencer a alguien, a derrotarlo.
El
momento tiene mucho azar y ahí se juegan muchas emociones y factores que pueden
llevar a equivocaciones que no tienen nada que ver con lo racional, que es lo único
que queremos creer que somos y vamos a ser en ese contexto tan vivido.
La
situación, las caras, las esperas, los cuerpos, los apuntes con mil colores y
muchas flechas, la gran verdad pretendiendo ver la luz en un mano a mano asimétrico
que encuentra al educador y el educando en un nudo.
El
final es un poco peor, el esfuerzo, la exposición y la crisis previa van a
resumirse arbitrariamente en un número, que será el que determine el logro que
hemos podido demostrar (no alcanzar) y con ello… las múltiples variantes de
subjetividad que el docente primero y la escala numérica después, le han podido
impregnar a nuestra titánica tarea.
He
pasado horribles momentos de examen en el rol de alumna y otros tantos en el
rol docente, no hay forma de que el paso del tiempo pueda atenuar ese
sentimiento de que algo está muy raro en creer que eso nos dice algo de alguien
y su conocimiento, y el sistema no permite tomar caminos laterales para
calificar instancias de aprendizaje
No
entiendo porque seguimos tratando de que esta metodología refleje el resultado
de un proceso. La instancia evaluadora es siempre una cuestión de stress. No importa
si van a examinar mis aprendizajes, mis capacidades o mis glóbulos blancos,
siempre que se dice examen, aparece la tensión y eso suele alterar los
resultados que se pretende examinar, volviéndolo poco menos que obsoleto.
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