Receta para ser
feliz
En medio de la
gente, sobreinformada sintiendo miedo, otros más fríos que especulaban con
sacar partido de la situación, los desafortunados de siempre habitando los
bordes de la media y los afortunados a quienes el arresto domiciliario les da igual que una vacación… en medio de todo,
ni mejor, ni pero que nadie, en casa tenemos la receta para ser feliz.
El ingrediente
principal son dos niñas, lo que sigue es un montón de ganas de jugar, un
poquito de creatividad, algunos recursitos y sobre el final de la tarde unas
cuotas de paciencia.
Si el foco está
puesto en ellas, sus juegos, risas y ocurrencias hacen imposible que exista
algo más importante.
Aunque el fin del
mundo les quiera robar el protagonismo.
De rutinas y
adaptaciones
No podemos negar
que somos animales de costumbres y para estar repletos del entusiasmo que nos
caracteriza, necesitamos cierto orden. No fue muy planificado, pero aun en el
cautiverio que hace a todos los días iguales, nos emergió esta rutina.
- Cerca de las nueve de la mañana, las niñas no quieren dormir más
- Jugamos un poco en la cama, en el dormitorio y desayunamos sin prisa
- Charlamos las actividades posibles, desarrollamos un juego nuevo
- Preparamos el almuerzo y terminamos con postrecito
- Música y cuentos para hacer el noni cortito (Magui… Meri es anárquica)
- Mamá estudia durante la siesta, si puede, si no… cuando esté papá
- Segundo round, juegos más activos, re versionamos los más elegidos
- Merienda y más juegos. Tiempo de juego libre
- Preparación del ritual de la cena.
- Videollamada con seres queridos
- Ducha opcional, no hay mucha exigencia
- Dormitorio con juegos calmos, maratón de cuentos, música de noni
- Tipo tres de la mañana, mamá despierta recibe la visita de Magui que se queda en la cama, donde los cinco (gato incluido) descansamos
Dentro de esta
rutina las adaptaciones se asocian a lo laboral, una reunión on line o un
horario de videoconferencia hacen que mama y papa tengan que coordinar tiempos
La otra novedad
son las compras, el supermercado es todo un evento y las cosas se hacen con lo
que hay. No existe posibilidad de pensar en ir a la librería, a buscar un algodón
de azúcar o un regalo de cumpleaños... todo lo suplimos ocn imaginación y ejercitamos gozosos el pensamiento lateral (pensar sorpresas para cumples pasó a ser un juego en sí mismo)
Y por último,
algo que no hacemos mucho, pero puede pasar, es sumarnos a actividades en vivo,
gente querida, o gente a la que seguimos en actividades y pautas de encuentro,
o te invita a mandar cierto tipo de fotos, o elegimos mandar algo para
sentirnos conectados, además de las muchas videollamadas en familia, por
momentos nos subimos al tren de algún entusiasta, como parte de nuestras nuevas
prácticas y los pocos minutos de pantalla permitidos (siempre desde el producir y nunca desde la pasividad anestésica).
No entiendo la receta, pero nos sale muy rica
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