Días de abecedario es un
juego propuesto por alguna de las personas a las que leo (sigo tratando de
recordar cual) y hace varios años trato de juntar las ganas de hacerlo. La idea
es escribir utilizando cada una de las letras del abecedario. Lo que sea, lo
que surja, lo que se pueda… según lo que esa letra nos invite. Aquí vamos
con la “W” (tarea nada sencilla)
Poco se y mucho me resuena la
filosofía japonesa que de origen a la estética wabi sabi. Tiene algunos
principios simples y claros con los que sin conocerla había estado tratando de
amigarme y estoy cerca de convertirlo en mi bandera de culto.
Es un término estético, pero
viene del budismo y me parece muy interesante aplicado a la vida diaria, como
forma de perdonarse (perdonarnos) ser humanos. Las ideas del wabi sabi implican:
- Nada es perfecto
- Nada es permanente
- Nada está completo
Entender esto y entender que está bien, es lógico y es natural alcanza. No parecemos necesitar nada más para ser
felices en nuestra rutina.
Encontrar esa fascinante
belleza en la imperfección de la vida nos reconcilia con nuestros devenires. Para
esto tenemos que dejar solo lo esencial (porque no le podemos tolerar
imperfección a tantas cosas)
En tiempos modernos de
obsolescencia programada y cultura del descarte, me parece precioso que podamos
buscar bancarnos los defectos y verlos bellos en lugar de necesitar evitarlos.
Encontrar placer en la
irregularidad de las maderas, las cerámicas, las fibras naturales, los tejidos
artesanales y no en los pulcros acabados pulidísimos que parecen venir de otros
planetas. Poner en valor lo rustico, lo viejo, lo que tiene historia y el paso
del tiempo con sus marcas visibles. Lo dicen los decoradores, pero me gustó
llevarlo al autoamor, al aceptarse y valorarse con todo lo que la vida vivida
nos puso arriba, a nosotros, a nuestro entorno afectivo, y en última instancia
a nuestros objetos.
Al pareces, una persona wabi
es para los japoneses un humilde por elección en sintonía con la naturaleza
(suena tan budista como indiscutible), es feliz con poco (un camino de ida que es encantador cultivar,
mas allá de las cosas, con los pequeños momentos).
Por otro lado, sabi es la progresión
natural, la carga del tiempo vivido, bien vivido, otra palabra que remite a
objetos, pero podría hacerlo a personas. Implica que los objetos han estado
cuidados, limpios y protegidos, pero el paso de la vida se puede ver igual.
Este movimiento estético celebra
las cicatrices en las superficies, el tiempo como regalo, y no como
castigo, como algo que es real y no hace falta disimular, objetos con espíritu y
corazón.
Pensar en personas en los términos
que estos decoradores nombran objetos y ambientes; penumbra, intemperie,
perecedero, desgastado, modesto, asimétrico, áspero, sencillo, lleno de
grietas; es fácil, así somos, así nos relacionamos. Wabi sabi es una forma de
pensar y estar en el mundo.
No entiendo como no salimos a
la vida con estos principios de fugacidad de la existencia atados en el cuerpo,
orgullosos de nuestras huellas visibles y las sentibles. Con un ciclo de vida
que nos crea y nos recrea para ser lo que podemos ofrecer al que se nos quiera
acercar. Con eso claro, disfrutar el hoy y las pequeñas cosas es una
consecuencia natural. Como vivir.
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