Pero que
linda nenita!
A esta
familia llego una nena, una bebe, una pequeña que como toda criatura, va a
revolucionar su familia, pero claro… hay personas que confunden los adjetivos.
No es una
reina, porque pretendemos criarla sin caprichos, sin dar órdenes y entendiendo
que todos somos iguales. Ha nacido en democracia y no queremos que crea que los títulos
nobiliarios son agradables o siquiera deseables.
No es una
princesa, porque esa palabra hace alusión a un estereotipo de cuentos, de
irrealidades y de finales prefabricados que no queremos que rijan sus
decisiones. Nos gustaría que pueda elegir si quiere pasar sus días buscando un
príncipe azul, coleccionando títulos universitarios o plantando arroz en alguna
aldea remota.
No es una muñeca, cuyos rasgos standarizados por algún fabricante arrastran a las infancias a entender de todas debemos ser iguales y calcar patrones de la belleza occidental que quizás sea inviable (y a todas luces innecesario) para nuestro ADN
Es un bebe, otro eslabón en la cadena genética que enlaza generaciones en torno a rasgos comunes y rasgos que en nada se parecen (no todo viene igualito a papito o igualito a mamita). Otro eslabón con sus propias características y muchas ganas de ser sí mismo, sin el peso de seguir un linaje profesional, el taller familiar o heredar las condiciones artísticas o deportivas de ningún pariente. Tampoco el nombre… bastante tiene con soportar todo lo que venga asociado al apellido, como para tener también que repetir nombre (al respecto dos cosas: los apellidos son para unificar y los nombres para individualizar, no podemos llamarnos todos igual, por otro lado, es un hijo no un monolito, si el padre o el abuelo fueron grosos, hagamos un libro sobre ellos, los hijos no son homenajes)
Es por eso
que no entiendo algunos apelativos para nenas, le diremos según los adjetivos
que invite o los motes que se gane… pero no los estandarizados para ella y el
resto de las nenas de antes de su nacimiento.
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