No entiendo la fuerza de algunas palabras; Clinofilia




Nuestro lenguaje es dueño de una riqueza de la que hacemos caso omiso.
Usamos muy pocas de las muchísimas palabras de nuestro léxico y desconocemos incuso el significado de otras que si usamos, pero mal.

En esta sección le regalamos cuentitos a las palabras cargadas de sentido y nos permitimos amar lo necesarias que resultan. Quizás con un poquito de esfuerzo podamos sacar de adentro del diccionario algunas de las muchas combinaciones silábicas que no entiendo cómo nos olvidamos ahí.




Semana agotadora
Mucho estudio
Problemas en el trabajo
Discusiones familiares
Calor recalcitrante
Adelina estaba destruida. Llegó el viernes a la noche y con sus últimas fuerzas estacionó en el número 8 de la vieja cochera de su edificio. El motor del auto exhaló aliviado y Adelina camino pesadamente hasta el ascensor. Arrastró los pies hasta la puerta de su departamento y sonrió al girar la llave. Fue casi un mismo movimiento dejar la cartera sobre la mesa y desplomarse sobre el sofá.  La semana había sido un infierno y estaba abatida.
Cerró los ojos y los últimos cinco días se superpusieron en una ráfaga de imágenes que amenazaba perseguirla durante todo el fin de semana. ¿Dónde estaría el botón de “reset”? Seguramente en algún chocolate del cajón de su mesa de luz. Todavía en el sillón, se sacó las sandalias y las arrojó lejos (como si en ellas se guardaran las voces de sus problemas). Inhaló el aire de su casa para respirar ese olor a “platos de ayer sin lavar”, infinitamente más agradable que el “bosque de pinos” que cada tres minutos cronometrados eyectaba el aparato de su oficina.

Juntó fuerzas de donde no las tenía y se trasladó a su habitación sin prender ninguna luz. La ropa la fue dejando por el camino y con torpeza encendió el ruidoso ventilador de techo para dejarse acunar por su música de verano retro. Mientras conciliaba el sueño sin mucho esfuerzo, recordó una definición que había escuchado esa tarde; “Clinofilia; necesidad de pasar todo el día en tu cama”. Que sean dos días mejor, fue lo último que pensó.


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