No entiendo como no amar las calles de Lima


(alguna vez escribí sobre esto en otro blog...)

Las calles de Lima están llenas de gente y eso me encanta. Tienen personas de todas las edades y el movimiento las ha hace bellas. Por eso el comercio anida en ellas de manera armoniosa, los variados ofrecimientos al paso causan al peatón satisfacción acorde a la cantidad de horas en vía pública que resuelve pasar. Nos habla de las costumbres de la gente ver tantos vendedores en las calles.

El turista también se integra a esa coreográfica marea y el abastecimiento de las veredas es parte constitutiva del viaje. Al principio con sorpresa, después con desconfianza y al poco tiempo, ya con total y obligada naturalidad, el de afuera, entra al corazón de Lima por sus veredas generosas.

Las calles de Lima y su comercio informal proveen alimento, ornamento y entretenimiento; desde frutas hasta globos y de remedios hasta artesanías, Lima se comparte en la vereda, se muestra, predispuesta y hospitalaria para que la ciudad SEA y no solo se convierta en trayecto ENTRE.

En semana santa se ofrecen artesanías de palmas con crucifijos


Los picarones son roscas fritas a base de harina de mandioca y miel, del tiempo de la colonia

El anticucho es su plato más representativo, corazón de vaca y papas como base de la brochet

Esto no está en venta, pero es muy curioso 

Carteles para el buen uso del espacio público. Las calles son para la gente.

Si, tengo una extraña adicción a los carteles... y son parte de la vida en las veredas




El vendedor de huevos

Algunos juegos que se ofrecen con premios


Rodajitas de Ananá y caricaturas al paso.

Muchos carros con frutas

Tarritos, cajitas y bolsitas de medicina natural

Las calles de Lima se dejan habitar, se brindan amables y nos invitan a quererla.
No entiendo como no amar las calles de Lima


No hay comentarios:

Publicar un comentario