No entiendo el bidet




Algunas palabritas, girar las manijitas, mostrar agua fría, agua caliente, posibilidad de usar un tapón y para el gran final; la manijita del medio haciendo emerger un enérgico conjunto de chorritos, cual aguas danzantes, en pleno baño de casa.

Todo comenzó una tarde, en la que un trío de huéspedes extranjeras, juntaron valor y aventuraron la pregunta que llevaba meses sobrevolando su imaginación; “¿para qué es la segunda taza del baño?”. Esa tarde, di una charla teórico práctica sobre los usos y aplicaciones de este entrañable objeto y su polisémica lectura.


Para todos nosotros es muy común encontrar en cada casa y aun en baños de uso colectivo el bidet al lado del inodoro, sin embargo esta pieza constitutiva de nuestros cuartos de higiene poco tiene de universal. Es más... No es de lo más habitual. Tanto en Estados Unidos como en Europa solo están en hoteles de alta gama, en España o México cada vez se usan menos. En Inglaterra lo consideran cosa de franceses; en Alemania, dicen que es poco higiénico; y en Italia, lo ven como un accesorio de lujo. Argentina es uno de los pocos lugares del mundo en los que forma parte del equipamiento ideal y hasta básico de lo que llamamos baño completo: inodoro, bidet, bañera y lavatorio.


Su nombre es bidé o bidet  y viene del vocablo francés “caballito” que hace alusión a la postura que se emplea durante su uso. Consiste en un recipiente de porcelana bajo, ovalado con agua corriente, desagüe y lluvia invertida para higiene íntima. 
Al parecer se inventó en Francia en el siglo XVIII, en el período en el que la limpieza corporal se llevaba a cabo una vez por semana. Fue inventado para asear las áreas "privadas" del cuerpo, entre baños regularmente programados. 
Una curiosidad es que su lugar era el dormitorio hasta el 1900 en que se mudó al baño. Generalmente se asemeja a la forma del inodoro. Existe una amplia variedad de estilos de bidets, todos ellos combinan con el correspondiente retrete. y se ponen al lado este en el cuarto de baño. Para su uso, se puede escoger sentarse viendo hacia los controles de agua del mismo o dándoles la espalda.

También cabe aclarar que estamos mucho más acostumbrados a verlo que a usarlo, o al menos esas son las estadísticas que arroja mi somero relevamiento de campo en casas de amigos que lo han mutado en revistero, lavapiés, espacio para lavar ropa a mano o cortardero de uñas, depósito de rollitos de papel higiénico agotados (si… el relevamiento fue breve, seguro hay miles de datos que a todos nos sorprendería conocer).

Más allá del uso o la falta de uso, nadie concibe construir un baño sin incluirlo en los planos, incluso en lugares de uso público en los que nadie sentiría necesario darle utilidad. Es uno de esos muchos orgullitos pavotes que ensalzamos los argentinos.      


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