No entiendo los nombres de los animales acuáticos


Uf, que alivio, ¡por fin lo dije!
Tenía exageradas ganas de contarles que no entiendo ese absurdo paralelo que la gente quiere inventar entre el fondo del mar y la superficie terrestre.
Me parece que es obvio, que allá abajo y acá arriba, no nos parecemos en nada… desde la forma de respirar, en adelante.
Eso no es ni bueno ni malo, digo… no estoy queriendo ser peyorativa, ni sacar ninguna conclusión trascendente. Solo aclarar lo obvio; son cosas distintas.

Ahora bien, si está tan claro esto de la diferencia entre vivir entre agua y vivir entre aire, ¿con qué necesidad queremos convencernos de que son mundos espejados que en la otra dimensión (¿?) tienen una suerte de correlato?
O sea… ¿para qué nos encanta pensar que hay sirenas que son como los nosotros en versión mojada?


¿Es un ejemplo exagerado? Ok, veamos algo más concreto, lo llamaremos “Desafío 1” (porque hay más)… esperen a la noche para hacer este experimento y quizás descubran algo asombroso;


Paso 1: imaginen una estrella de mar… si la imaginación no es confiable, pueden googlear una y mirarla, ¿listo? Ok.
Paso 2: levanten la vista hacia el cielo y ahora miren las estrellas del firmamento(pueden volver a usar el recurso de google imágenes si la noche no ayuda)
Paso 3: hagan una lista de tres mil diferencias entre una y otra.
¿Qué tal?
¿Alguien me puede explicar en que se parecen?
Si una es una bola de fuego y la otra está abajo del agua, ¡ya no pueden ser lo mismo!
¿Cómo pasa que la misma palabra nos sirve para describir dos cosas que  no se parecen ni en forma, ni tamaño, ni función, ni materialidad?… de hecho una es un ser vivo y la otra no. ¿A quien se le ocurrió la brillante (je, brillante) idea de que a las dos les digamos “estrella”?

Supongamos ahora que lo de la estrella fue un accidente, un científico poco creativo, un espíritu no muy iluminado (je, iluminado)… lo que fuera, ¿es un hecho aislado? ¡No! La lista de ejemplos sigue.
Ahora vamos a repetir el ejercicio de observación, pero para que sea más fácil, solo lo vamos a reducir a la búsqueda de imágenes on line (es un pasatiempo invaluable, me lo van a agradecer muchísimo); “Desafío 2”, repetir los tres pasos del primer desafío buscando imágenes de caballos y caballos de mar.
¡Ajá! ¿Qué tal esas conclusiones?
¿Dónde está el abrumador parecido físico que hace que las llamemos con el mismo nombre?, hay ilimitadas características para mencionar en nuestro juego de buscar diferencias, pero para no ahorrarles la diversión de jugar en familia una tarde de lluvia, tan solo quiero decir que uno tiene cuatro patas y el otro ninguna.

Seguro ya vienen entendiendo la dinámica de la comprobación de mi disgusto, hagamos ahora el “Desafío 3”, es el turno de comparar elefantes… solo quiero aportar que si el emblemático Elefante Trompita del cancionero popular infantil hubiera nacido bajo el agua, le hubiera sido imposible mover las orejas llamando a su mamita.

La lista de desafíos continua, pero como es claro que ya todos saben jugar este juego, me voy a limitar a darles algunas especies más y permitirles sacar sus propias conclusiones.
“Desafío 4”: lobo/lobo marino
“Desafío 5”: payaso/pez payaso
“Desafío 8”: carpa (de camping)/pez carpa
¡Seguro hay muchos más!
Pueden agregarlos en los comentarios del blog, o del perfil de Facebook.
Ahora sí, estoy segura de no ser la única que no entiende los nombres de los animales acuáticos.





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