No entiendo el efecto hipnótico del fuego


Pero lo disfruto, lo celebro y me dejo llevar.

¿Buscan formas en las llamas? Es una actividad verdaderamente fabulosa.
Formas en las llamas, formas en el humo, formas en los leños mutando al calor.
El asado del domingo, la fogata del campamento, el hogar en invierno, e incluso las velas de una noche de apagón son invitaciones a jugar con las formas efímeras imposibles de retener.

Un hueco en el leño, formas de humo que lo atraviesan y muchas posibles interpretaciones 
Dibujitos en movimiento, figuritas bailarinas, siluetas y reflejos termoformados en el aire para quien tenga ganas de descifrarlos y dejarse llevar. Hubo quienes los interpretaron, habrá quienes busquen capturarlos en fotos, pero lo mejor es mirar como nacen y se retuercen, como van y vienen con el viento y sin él.

¿Un mate? ¿Una guitarra? ¿Un caldero?
Desde tiempos ancestrales el fuego ha sido parte constitutiva de la vida del ser humano, marcó un antes y un después, su descubrimiento constituye el momento bisagra de la humanidad, y hoy a tantos años de aquel hecho, sigue siendo totalmente fascinante convivir un ratito con él, con su  abrazo, con su luz, con su polisemia y sus nostalgias. 
El fuego, en cualquier tamaño, versión o formato, hipnotiza.

Mirar sin ver… mirar a través, mirar solo, mirar de a dos, mirar en grupo de amigos, mirar en familia. El fuego resignifica momentos y nos hace cercanos. Todos tenemos el recuerdo de algún momento con fuego.


No entiendo como dejar de mirar los dibujitos que se hacen en y con el fuego.



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