No entiendo – Diario de encierro #11



Te invito a tu casa...

No te podes perder este lugar, tiene un montón de cosas que te encantan. En la planta alta hay un espacio verde artificial que puede ser un set de rodaje de mil películas nacidas del juego libre, un fueguito de tela para leer otra vez esos mismos cuentos y muebles verdes que se vuelven escenarios en momentos de descontrol. Muy cada tanto se encienden las luces de colores y es ahí donde suceden las mejores fiestas.



Abajo, junto a la pared violeta se cocinan platos típicos como el arroz, los fideos y las milanesitas congeladas, pero también se pueden probar recetas de dudosa procedencia, calentar arena o derretir jabón… todo en el mismo lugar. En esa mesa, los rompecabezas están más cómodos, las chocolatadas son las más rocas, y si miras hacia abajo, te podes hamacar.



El living tiene muchos reglamentos; en la escalera no se juega, en el sillón no se salta y si pasas la rayita del suelo, está el peligroso territorio del gato… pero también es el lugar de jugar con los chiches con rueditas, está el teatro de títeres y muy cerquita la pared de las fotos especiales. Es el sector donde duermen los amigos nuevos… donde esperamos que vuelvan. Es donde nacen nuestras historias queridas.

El patio es el permitido de todas las cosas que ensucian, de la música fuerte, de usar todo el cuerpo, nos gusta tocar las plantas, mirar los bichos, dibujar el suelo, comer con la luna, bailar con la lluvia, mirar el cielo.

El baño es chico, pero en la ducha hay muchos mundos, aprender el uso del sanitario todavía nos entretiene, y lavarse las manos es el hit de estos tiempos de pandemia.

Cuando recuperemos los parques, cuando reaparezca el río, cuando podamos visitar a los abuelos, no nos tenemos que olvidar que este lugar, siempre se adapta para hacernos felices… y que entre todos le ponemos mayúscula a la palabra hogar.


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