No entiendo – Diario de encierro #12



Lo extraño de extrañar

Quizás me encuentre ocupando el grotesco rol de optimista a ultranza, pero en mi nube de evasiones, hasta osé evadir que estaba terriblemente lejos de mi abuela que vive a dos cuadras y me sorprendí completamente cerca de mi amiga colombiana que se empoderaba  en su rol de enfermera. O veía a la misma distancia un grupo de música porteño, un titiritero santafesino y una reunión de cátedra, el recorrido y lugar de encuentro, era el mismo.

Fiesta de disfraces on line

No lo quise ver, pero al río Paraná, y el mar Mediterráneo los tenia igual de lejos, y tenía las mismas ganas de subirme al primer avión que autoricen en Ezeiza que a un colectivo de línea. La misma nostalgia de recorrer boulevard Oroño un domingo y de hacer dedo en Indonesia después del desayuno. Pasé a extrañar los paseos con Magui de tanto verlos relatados con añoranza en sus ojos con rayitas, y los extraño más cuando su lista de deseos incluye invitar a los abuelos por videollamada a una fiesta con luces y música en su habitación (explota de felicidad cuando hace planes de esos)

De fiesta con sus dos pares de abuelos

Por estos días charlo más con amigos de otras ciudades, porque los tengo tan cerca como a los que solía ver todos los días, y elegí ver más próximos los unos y no más remotos los otros, porque la unidad de distancia es la misma. Todos estamos a una pantalla.
Todos aprendimos a usar muchas formas de reunión virtual, aprendimos de todo lo que nuestro teléfono era capaz y entendimos capacidades propias que no nos habría interesado desarrollar (y tengo todas las ganas de olvidármelo)

Algunos aprendieron a extrañar los abrazos, otros ya sabíamos que eran muy necesarios y solo nos adaptamos a esperarlos un poco más. Es extraño no extrañar la rutina, porque es nueva, pero la de siempre y nunca se va, es muy astuta y sabe filtrarse por las hendijas de cada intento por eliminarla. Y lo más extraño es saber que algún día a esto tan extraño lo vamos a extrañar.

No entiendo por qué... pero sí.


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