No entiendo el Plástico



Días de abecedario es un juego propuesto por alguna de las personas a las que leo (sigo tratando de recordar cual) y hace varios años trato de juntar las ganas de hacerlo. La idea es escribir utilizando cada una de las letras del abecedario. Lo que sea, lo que surja, lo que se pueda… según lo que esa letra nos invite.  Aquí vamos con la “P”


Hay cositas que la humanidad hace en un momento… y después se da cuenta que no estuvo bien. Hay inventos que parecen maravillosos, y llegado un punto, notamos que son bastante menos felices de lo que sospechábamos.
Un día las personas descubrimos el plástico, probamos varios usos, le dimos muchas formas. Nos gustó el resultado, nos pareció versátil, barato, vendible, multiplicable. Entonces empezamos a hacer casi todo con plástico.


Hagamos un ejercicio; donde estés sentado, mirá. Mirá tu entorno, mirá tu bolso, mirá tu ropa. Mucho de todo lo que ves y usas todo el tiempo, es plástico. No hace falta demasiado para descubrirlo. Mirando un ratito vemos el predominio de este material, vemos su protagonismo y entendemos su exceso.

El gran problema emerge cuando, sin tener demasiado conocimiento, nos remitimos a indagar el origen de este producto, las materias primas que le dan existencia. Ahí encontramos que el plástico nace de recursos no renovables, y por lo tanto, limitados... es decir, hay mientras hay y después ya no habrá.
Sin embargo, no es eso lo más problemático (llegado el caso, se termina y lo que no se hizo, no se hace y se piensa en otro material). 

Lo complicado es que el plástico, como tal, no se reinserta en el ciclo de la materia. No sabe como hacerlo, no logra ser parte del medio. Todo lo que hacemos con plástico tarda muchísimos años en descomponerse (y por alguna extraña razón, decidimos hacer productos de un solo uso con un material así de perdurable). Entonces, acá se queda, en este planeta, en el que nada desaparece, pero todo se transforma; los materiales que no se vuelven a incluir en el ciclo de la vida (tan bien explicado por Mufasa en nuestra infancia), se convierten en un gran problema. 
La basura que sigue dando vueltas sin cambiar de forma, es basura rebelde. El plástico usado y descartado se pasea por las ciudades tapando bocas de tormenta: inunda. El plástico vuela hasta los cursos de agua, donde los animales lo confunden con alimento: asfixia. El plástico se acumula en las entrañas de muchos eslabones de la cadena trófica, hasta llegar al ser humano: intoxica. El plástico se almacena en depósitos de residuos en todas las ciudades del mundo, sin tener posibilidad de descomponerse, formando un altísimo porcentaje de la basura del planeta, y no por eso dejamos de producirlo, usarlo un par de minutos y tirarlo rápidamente y sin pensar en sus siguientes años. 


Si miramos esa foto, podemos ver las gruesas y enormes bolsas de residuos que un sólo local de comida rápida, de una ciudad promedio, en un día de semana genera; sólo en un día. El empleado sigue sacando bolsas, no sé cuantas más se habrán acumulado en esa jornada. No sé cuantos locales de comida de este tipo, con este volumen de residuos existen en esta ciudad, cuantos en el país, cuantos en el planeta, solo sé que esta foto es un pequeño puntito en el enorme sacudón que los terricolas le estamos propinando a nuestra casa común.
Muchos años van a pasar para que esas bolsas se descompongan, y todo lo que hay en su interior, es más y más plástico, hasta los envases de cartón donde ubican los alimentos están recubiertos de plástico, hasta los aderezos que nos ofrecen vienen en envases de plástico, las bebidas que consumimos sentados en sus sillas plásticas, tienen tapas plásticas y sorbetes plásticos, absolutamente prescindibles y excesivamente abundantes.

No entiendo hasta cuando vamos a seguir pensando que nuestras decisiones cotidianas no tienen impacto en las cuestiones ambientales. No se hasta cuando vamos a poder sostener este ritmo de consumo y descarte. No sé cuando vamos a entender que la responsabilidad es de todos. 

No entiendo la invasión del plástico en la vida diaria y el enorme esfuerzo que requiere evitarlo... no entiendo cuantas generaciones va a llevar el cambio de habito... y no estoy segura de ser parte de la primera generación que lo intente.


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