No entiendo los Quelonios




Días de abecedario es un juego propuesto por alguna de las personas a las que leo (sigo tratando de recordar cual) y hace varios años trato de juntar las ganas de hacerlo. La idea es escribir utilizando cada una de las letras del abecedario. Lo que sea, lo que surja, lo que se pueda… según lo que esa letra nos invite.  Aquí vamos con la “Q”


Imaginemos un gliptodonte. Repasemos aquellas lejanas eras. Volvamos a aquellos años del planeta en que las temperaturas y los peligros obligaban a todos los seres a tener cuerpos duros, preparados para intentar sobrevivir en la adversidad que acechaba en todas partes.

Ahora imaginemos el patio de una doña, con sus macetas de cemento y sus baldosas pulidas, con su toldo para el sol y la enredadera que aminora las temperaturas. Hoy la vida de las tortugas, vuelve su caparazón un despropósito


La palabra Quelonio define una grupo de reptiles de cuerpo corto y ancho, con protección rígida para los órganos de su cuerpo. Este caparazón, posee una abertura delantera, de la que emergen la cabeza y dos patas, y una trasera para las otras dos patas y la cola… esto, lo sabemos. Lo que no todos saben, es que ese caparazón está soldado a gran parte de su columna vertebral, evitando el movimiento del tórax, y obligando a respirar con los músculos del abdomen y la faringe.
Aunque muchos hemos sido mordidos por tortugas domésticas, en momentos de intentar sostenerles la lechuguita, otra característica de estos animales es su carencia de dientes. Pese a esto, comen muchas frutas duras, que pueden ingerir y fragmentar gracias a un pico córneo que se parece al de las aves.

Las tortugas, están dentro del grupo de los reptiles más antiguos dentro de la historia del planeta. A diferencia de la mayoría de los animales, las tortugas iniciaron su vida en la tierra, y cien millones de años después, algunas se volvieron acuáticas, primero en agua dulce y cincuenta millones de años más tarde llegaron a adaptarse al mar. En la actualidad, hay tortugas de hábitat terrestre, marino y de agua dulce, ninguno de los eslabones de esa rama evolutiva desapareció.

A todas ella, comúnmente les atribuimos la lentitud. En muchos casos, y dado su longevidad, las asociamos con la sabiduría, la tolerancia y la paciencia, no entiendo como no asociamos su inusual capacidad de esconder la cabeza, las extremidades y la cola, a la cobardía, la resignación y timidez... 

No entiendo lo obsoleto que le quedó el caparazón a la tortuga, y lo raros que son los quelonios, en general.


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